CRTM es el organismo que coordina el transporte público de todos los municipios de la Comunidad y se ha convetido en un modelo de integración multimodal | Ver el Resumen del Programa en PDF
La gestión del transporte público de la Comunidad de Madrid se lleva a cabo a través del Consorcio Regional de transportes de Madrid (CRTM). Este organismo público se creó en 1985 con el objetivo de desarrollar un sistema de servicio de transporte público multimodal.
Los Líderes acudieron a la sede del CRTM para conocer su historia y características y comprobar de primera mano el funcionamiento de CITRAM, el Centro de Innovación y Gestión del Transporte Público que supervisa en tiempo real y las 24 horas del día la explotación de todos los modos de transporte que operan en la Comunidad de Madrid.
Laura Delgado, directora de Asuntos Externos del Consorcio, recibió a los Líderes y comenzó su presentación explicando las características de la región a la que presta servicio el CRTM: una comunidad de casi 7 millones de habitantes (3,2 en la capital) con 179 municipalidades y un área metropolitana que ha vivido un gran desarrollo en los últimos 20 años.
El uso del transporte público en la región es elevado y alcanza el 24% de todos los desplazamientos. Los desplazamientos a pie suponen el 34% y en vehículos privados un 39%. En la capital, sin embargo, el uso del transporte público supone casi el 50% del total. Según Laura Delgado esto se debe a que la capital cuenta con una red de transporte público muy densa, lo que hace que mucha gente prescinda del vehículo privado.
Desde el momento de su creación, la incorporación de los municipios madrileños al Consorcio fue totalmente voluntaria. Actualmente todos los ayuntamientos de la región están integrados en el CRTM, lo que permite hacer un trabajo preciso de planificación en toda la Comunidad Autónoma. Gestiona la red de metro, autobuses urbanos de Madrid (EMT), la red de Cercanías de Renfe, los autobuses interurbanos y de otros municipios de la región, el metro ligero y los intercambiadores, y el objetivo durante estos años ha sido el de integrar todo el transporte público en cuatro vertientes: integración administrativa, de tarifas, modal y tecnológica.
Por lo que respecta al crecimiento de los servicios de transporte, sin duda la ampliación del metro ha sido lo más destacado de los últimos años: pasó de tener 110 kilómetros en 1990 a triplicar su extensión cuatro legislaturas más tarde. Entre las causas, el hecho de ser la política estrella en todas las elecciones y el poder contar con suficientes fondos, buenos proyectos y procesos de construcción muy rápidos.
El principal avance en la integración modal de los transportes, por otra parte, ha sido el de los intercambiadores: infraestructuras subterráneas construidas en lugares estratégicos que facilitan el tránsito de viajeros entre diferentes modos de transporte, como el autobús y el metro. Se encuentran situadas en las autopistas radiales que parten de la ciudad de Madrid y la mayoría de ellas conectan con la línea circular del metro, lo que facilita a los pasajeros organizar su trayecto de forma eficiente. Actualmente el Consorcio cuenta con cinco intercambiadores operativos, y otros dos que comenzarán a funcionar en los próximos años.
El éxito de los intercambiadores también ha sido posible gracias a otra innovación del CRTM: los carriles para autobuses y vehículos de alta ocupación (VAO), con una longitud de 16 kilómetros, y los últimos 3.800 metros de entrada en Madrid exclusivos para autobuses. Estos carriles han incrementado tanto el nivel de ocupación de los vehículos privados como el de los autobuses, superando en algunos casos al tren en número de personas que entra en la capital.
Con todos estos datos los Líderes realizaron una comparativa entre el sistema de gestión del CRTM y el estado del transporte público en algunas de las grandes ciudades australianas. Según Elizabeth Mossop el principal problema de estas ciudades está en la combinación de tarifas caras con desplazamientos mal planificados que suponen demasiado tiempo de transporte.
Los modelos de gestión del consorcio podrían también aplicarse a otras ciudades del país oceánico. Es el caso de Melbourne, que según Michael Fotheringham cuenta, como Madrid, con un anillo interior y una serie de carreteras radiales. O Brisbane, que según Barton Green se quedó sin tranvías durante la década de los 70, al igual que Madrid, y ahora también los está recuperando, pero que tiene una mala conexión entre el centro de la ciudad y los suburbios.
Por último, visitaron el CITRAM, un centro de control en el que se centraliza la información de los centros de control de cada uno de los actores del Consorcio. Obtiene la información de 10.000 cámaras en toda la región y se encarga de coordinar los distintos medios de transporte junto con los servicios de emergencias. Así, por ejemplo, permite organizar mejor el transporte público en caso de grandes acontecimientos, como partidos de fútbol o conciertos.
Participantes en la reunión:
· Laura Delgado, directora de Asuntos Externos del Consorcio Regional de Transportes de Madrid
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