Reforzar el papel de la región de Asia-Pacífico en la escena mundial, será uno de los objetivos fundamentales de su mandato
El pasado uno de diciembre, Australia asumió la presidencia del G20. La próxima cumbre del organismo se celebrará en la ciudad australiana de Brisbane en 2014 y el país oceánico ya ha invitado a que participen en ella Singapur y Nueva Zelanda. Esto supone una apuesta clara por el papel de la región de Asia-Pacífico en la escena mundial. En una rueda de prensa celebrada en la misma ciudad, el primer ministro australiano, Tony Abbott, declaró que dichos países son respectivamente, “un miembro clave en el sistema económico mundial” y “el aliado más cercano de Australia”.
Uno de los principales retos de la presidencia australiana del G20 será reforzar y estimular el crecimiento de las economías del grupo, al que también pertenece España, mediante el fortalecimiento del sector privado y la cooperación de las economías desarrolladas y emergentes. Para ello, según el primer ministro, es necesario involucrar a tres pilares fundamentales de la sociedad: gobiernos, empresas privadas y comunidades. De acuerdo con Abbott, “debemos implementar reformas financieras en el G20 para asegurar que nuestras economías tengan más capacidad de adaptarse a futuros reveses económicos”. El objetivo es, en última instancia, mejorar las vidas de los ciudadanos del G20.
Australia toma así el relevo de Rusia en la presidencia de del grupo de los 20 países industrializados y emergentes, un organismo que aglutina actualmente el 85% del producto interior bruto mundial, el 75% del comercio y el 65% de la población del planeta. Según Tony Abbott, Australia está preparada para asumir su liderazgo por ser “una de las economías más abiertas del mundo”. El mandatario australiano quiso señalar que la presidencia llega en un momento complejo, en que los gobiernos más fuertes del mundo tienen la responsabilidad de mejorar la economía para sus ciudadanos.